Cambia tu actitud cuando estés decaído. Es imprescindible. Todo ganador sabe que después de cada derrota, se debe levantar con todas las fuerzas que le queden, ya que si se queda en el suelo, poco a poco, minuto a minuto, se va hundiendo más, mermando su autoestima y cada vez le va costar más superar su abatimiento. Así que cada vez que pierdas, salta como si hubieses ganado. Piensa en las victorias que vendrán y en todas las que dejaste atrás.
El triunfador se forja por la manera en la que se enfrenta a las piedras que se encuentra en su camino. ¡Y tú eres un ganador nato!
Cada vez que te sientas mal, lucha con todas tus fuerzas por sentirte bien, por animarte y demuéstrate que lo que estás viviendo es un estado pasajero y que pronto vendrán los buenos días. Hoy, sin ir más lejos, pueden volver a empezar los buenos tiempos. De ti depende.
No te importe caer, eso es parte de la vida, pero no te quedes en el suelo, solo aquellos que no dominan su vida lo hacen. Demuéstrate que tú eres quien manda y levántate con una sonrisa.